viernes, 29 de noviembre de 2013

Bendito nuestro perdón

Pedir perdón es algo muy común entre los seres humanos. Cuando alguien nos perdona significa que decide no sentir resentimiento hacia nosotros, puesto que renuncia a vengarse o reclamar un castigo justo; con esto se consigue que el ofensor perdonado y ofendido perdonante no vean afectada su relación interpersonal por lo sucedido, es decir, que todo quede como antes. Muchos confunden el perdonar con el olvido de la ofensa recibida. Esta falsa creencia contribuye al bienestar y cohesión social, por eso muchas religiones y corrientes filosóficas lo recomiendan.

En el caso del catolicismo encontramos numerosos ejemplos que nos permiten observar lo que supone perdonar: "el perdón es la mayor muestra de amor hacia el prógimo" (Nuevo Testamento), "perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden" (Padre Nuestro)... Para los budistas esta muestra de arrepentimiento tiene como fin conseguir nuestra paz interior o bienestar mental y para los seguidores del Corán también es algo imprescindible.


Alejándonos de la religión, nos planteamos lo siguiente: ¿qué tiene esta palabra que no tienen las otras? ¿qué consecuencias inmediatas le suceden? Los españoles hemos dicho muchas veces esta palabra, más de lo que nos imaginamos.

Un claro ejemplo es la Ley de Amnistía de 1977, ya que en su momento suponía la reconciliación de los dos bandos de la Guerra Civil; esta ley empezó siendo una amnistía parcial (1976), puesto que supuso la liberación de algunos presos encarcelados por motivos políticos; fueron indultados los delitos y faltas de intencionalidad política y opinión que no pusieron en peligro la vida de nadie. Pero la mayoría de los políticos del momento consideraron que la reforma era insuficiente y lo que se solicitó fue una amnistía total para todos los hechos y delitos de intencionalidad política ocurridos entre el 18 de julio de 1936 y el 15 de diciembre de 1976. Consideraron que este decreto era necesario para la reconciliación de todos los miembros de la nación. 

Una amnistía es un perdón a gran escala. Hasta qué punto llega el valor de esta palabra cuando de ella depende la unión de un país destrozado, pisoteado, devastado... Es tanta la fuerza que posee que es capaz de enterrar un genocidio, una guerra entre hermanos, o lo que es lo mismo "absolvernos de todos nuestros pecados". Es este inmenso poder el que la convierte, incluso, en necesaria. Sin embargo, no debemos olvidar que esta necesidad de reconciliación suele ser pasajera, pues surge y desaparece junto con las necesidades de cada época. Las consecuencias de la Ley de Amnistía (1977) aprobada por el gobierno de Suárez se traducen en una realidad injusta para muchos.

La gente quiere saber en qué cuneta yacen los huesos de sus familiares víctimas del régimen franquista, necesitan saber dónde está lo poco que puede quedar de ellos. Y ahora llega el más injusto de los peros:  la Audiencia Nacional considera que estos delitos ya habían prescrito, ya que estaban sujetos al decreto del 77, o sea que lo que ahora y siempre ha llevado el nombre de "crímenes de franquismo" no se consideran como tales desde el punto de vista jurídico, la ley les ampara.



Para acabar este "artículo" no os voy a pedir perdón, pero sí voy a reafirmar que la única forma de que este país perdone es sacando de las cunetas a toda esa gente que un día luchó por lo que creía, que sólo hacía eso: luchar por unas ideas. No podemos cambiar la historia, pero tampoco haremos nada si nos sentarnos de rodillas, agachamos la cabeza y juntamos nuestras manos; seamos conscientes de las consecuencias de esta expresión y no demos un mal uso a esta palabra, que no es más que eso, una palabra.

domingo, 17 de noviembre de 2013

Sentir: vivir y morir al mismo tiempo

El ser humano tiene cinco sentidos. Cada uno de ellos nos permite coleccionar experiencias que, muchas veces, convertimos en recuerdos. Gracias a la vista guardamos representaciones gráficas en nuestra mente, podemos recordar los mejores lugares que hemos visitado y también a la gente que algún día conocimos o que continuamos viendo a diario. Por otro lado, el tacto nos hace partícipes de las situaciones que un día vivimos: la temperatura, la suavidad o rugosidad de un objeto, el daño que nos causa un golpe o las cosquillas que sentimos cuando alguien nos acaricia en un punto débil de nuestro cuerpo.

Asimismo, el oído es la herramienta que nos permite escuchar las carcajadas fruto de las cosquillas que hemos mencionado y lo que nos permite saber cómo debemos emitir esos sonidos; es decir, sin oído no sólo dejamos de escuchar lo que ocurre a nuestro alrededor, sino que también perdemos la capacidad para saber producirlo. Destacaremos que son las papilas gustativas las que se ocupan del sentido del gusto; son éstas las que detectan el sabor amargo, ácido, dulce o salado de bebidas y alimentos. Por otro lado, la cavidad nasal es la que se ocupa del olfato que nos permite distinguir entre más de 10.000 aromas, algunos inolvidables para nosotros.

                          

Pero, ¿qué pasa si alguno de estos cinco pilares falla? La respuesta de nuestro cuerpo no es venirse abajo, sino todo lo contrario. Los sentidos que quedan intactos experimentan un proceso de desarrollo superior a las posibilidades que tenían anteriormente, es decir, se compensan. Las personas que padecen una ceguera parcial o total de forma permanente son un claro ejemplo; éstas, desarrollan mucho más los sentidos que no están afectados y pueden llegar a desenvolverse con normalidad gracias a la mayor precisión del resto de herramientas sensoriales. Por tanto, el mecanismo sensorial de los seres humanos parece estar perfectamente diseñado, pues es capaz de adaptarse a las necesidades de cada persona.

No obstante, todas las ventajas de este sentir se puede volver en nuestra contra. Con esto me refiero al momento en el que una persona padece una enfermedad como el cáncer, la artritis crónica... y otras que van seguidas de dolores muy fuertes. En España sólo hay tres hospitales que tienen una Unidad del Dolor de primer nivel: Ramón y Cajal y Puerta del Hierro en Madrid y el Hospital General de Valencia. Subrayaremos que las distintas unidades del dolor están formadas por un equipo multidisciplinar que tiene como objetivo el tratamiento y alivio del dolor independientemente de su origen. Por todo esto, podemos afirmar que "el dolor en España se trata mal", como dijo la responsable de la Unidad del Dolor del Hospital Infanta Sofía, María Madariaga.

Es importante saber lo que supone el dolor para nosotros. Podría definirse como una experiencia sensorial desagradable como consecuencia de una lesión o enfermedad. Sin embargo, también podemos hablar de un dolor psicológico, es decir, lo que sentimos cuando fallece alguien cercano a nosotros, un desengaño, etc. Esta sensación hace que nos sintamos mal pero, al mismo tiempo, es un mecanismo de alarma necesario para las personas, ya que la mayoría de las veces, permite que establezcamos nuestros propios límites. Con el dolor dibujamos una línea divisoria que separa lo que podemos hacer y lo que está fuera de nuestro alcance, tanto a nivel físico como psicológico. 

Con todo esto, podemos llegar a la conclusión de que los sentidos son un privilegio para nosotros, ya que son los que nos permiten entrar en escena, tener un pasado lleno de malas y buenas experiencias. Pero, no podemos olvidar que todo este escenario sensorial puede derrumbarse en cualquier momento para hacernos víctimas de nuestra propia historia. La posibilidad de ver, escuchar, oler, degustar y tocar algo puede convertirse en una pesadilla y hacer que queramos vivir impermeables a nuestro sentir, lo que sería vivir y morir al mismo tiempo. 







lunes, 4 de noviembre de 2013

La derrota de muchas mujeres

El concepto de patriarcado se utiliza en el ámbito de las ciencias sociales para hacer referencia a un modelo social donde el género masculino se sitúa por encima del femenino. Usos, tradiciones, normas familiares y los diferentes hábitos sociales se encuadran en este modelo que no encaja dentro de una sociedad democrática. Cabe destacar que la manera en la que se manifiesta esta superioridad cambia según las culturas y también con el paso del tiempo. 


La figura de la mujer europea empieza a experimentar cambios en el siglo XVII, pero es en s.XX cuando da el salto definitivo. Este hecho centra su origen en el momento en el que las mujeres se ven en la obligación de asumir las labores que llevaban a cabo los hombres antes de la Gran Guerra y en la II Guerra Mundial. Mientras ellos luchan en los frentes, son ellas quienes se ocupan de trabajar para mantener a sus familias; de esta manera, las mujeres asumen, en un primer momento, el papel que hasta entonces había ocupado la figura masculina. 

En la sociedad española, este modelo ha experimentado también cambios, pero todavía encontramos manifestaciones de este tóxico patriarcado; las más claras son los numerosos casos de violencia de género (que ahora quieren llamar violencia doméstica), el escaso respeto a los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres que se materializan en la propuesta de ley llevada a cabo por Gallardón sobre el aborto y, por otro lado, el hecho de que la prostitución sea ejercida de forma mayoritaria por mujeres. Aún así, todos tenemos claro que la mujer ha experimentado grandes avances en lo que a sus derechos y libertades se refiere. Son muchas las féminas que, aprovechando la libertad que se les otorga, optan por romper los esquemas de la forma más ruidosa, exagerada e inconsciente. Miley Cyrus es, sin duda, una de estas libertarias.


Con el videoclip de su nuevo tema Wrecking ball rompe, casi literalmente, los esquemas. La cantante se muestra desnuda sobre una bola de hierro con la que rompe el muro que la limita, lo que la mantiene allí encerrada. Se muestra libre de complejos, con un instinto sexual caníbal que recuerda al ideal que siguen muchos hombres. Esta actitud parece reafirmar que la libertad de la mujer sólo tiene sentido cuando nos acercamos a los ideales masculinos preestablecidos. La consecuencia inmediata de esta nueva ruptura es una desvirtualización del concepto de libertad. 

Este modelo, a su vez, puede crear un sentimiento de rechazo. Es importante subrayar que este tipo de música se dirige a un perfil de joven adolescente que ha sufrido algún problema sentimental. Por tanto, este modelo puede llegar a cuajar entre los más jóvenes y acabaría influyendo en la forma de entender este concepto en las generaciones futuras. Asimismo, los medios de comunicación juegan un papel muy importante, pues el acceso a la información es tan grande que puede llegar a tener una repercusión a mayor escala, incluso a nivel internacional. 

Considero que somos nosotros quienes debemos elegir nuestra manera de entender la libertad. No debemos conformarnos con lo que dicta la sociedad del momento. Si lo hacemos, estaremos sustentando la base del triunfo del patriarcado y construyendo la derrota de las mujeres.