domingo, 9 de febrero de 2014

Para siempre

José Luís Sagüés falleció con 63 años la semana pasada. Su nombre pasa a formar parte de la lista de personas que han desafiado el sistema; un sistema que marca los límites de nuestra vida, desarrollo personal e, incluso, llega hasta el punto de decidir cuando podemos dejar de existir. En todo el mundo se habla de derecho a la vida, pero sólo en Holanda, Bélgica, Luxemburgo, algunos Estados de EEUU y Australia se contempla el derecho a dejar de vivir, es decir, morir dignamente. 


Pero, ¿podemos entender esto? ¿Se puede morir dignamente? Vivimos desde que nacemos, sólo vemos a la muerte pasar de largo, cerca de otros, muy pocas veces nos la imaginamos cerca de nosotros. Contemplamos el final de muchas vidas en las guerras, catástrofes naturales, enfermedades letales, muertes súbitas, inesperadas...es algo inevitable. Entonces, ¿puede alguien querer o buscar el fin de su historia? Y, ¿por qué no?

Si buscamos en el DRAE (Diccionario de la Real Academia Española) los términos muerte y vida encontramos las siguientes acepciones que observamos en las imágenes. 

Como vemos, el término muerte se relaciona con el fin de la vida, destrucción, aniquilamiento... mientras que vida se define como fuerza interna sustancial, unión del alma y el cuerpo... La diferencia está en la décima acepción de esta última palabra: ser humano. Esto refleja la relación que mucha gente hace; la vida forma parte del circuito cerrado que envuelve a la figura del ser humano, pero no pasa lo mismo con la muerte. 

La dejamos de lado, olvidamos que forma parte de nuestro proceso natural: nacer, crecer, vivir y morir. Lo curioso es que hemos acostumbrado a nuestros ojos a ver este suceso como algo injusto, temprano... construimos un muro de contención tan grueso y tan fuerte en la forma de entender esto que las mismas religiones apuestan por otra vida detrás de la muerte.

Cada persona tiene una forma de ser, rasgos físicos y personalidad que le hacen diferente a los demás. Pero lo que todos hacemos, sin haberlo elegido, es vivir. Somos afortunados y desgraciados por ello; la oportunidad de existir parece tener prevista esta injusticia y nos pone en bandeja la opción de dejar de hacerlo. Es el sistema quien nos aleja de esta libertad de elección cuando es capaz de entender la vida como algo digno y una muerte a secas.

Ramón Sampedro, Madeleine Z., Pedro Martínez, Inmaculada Echevarría... son algunas de las personas que lucharon para morir dignamente. José Luís Sagüés forma parte de este grupo y de su boca salieron un día las palabras : "Quiero morir porque amo la vida". Hagamos como un día ellos hicieron; apostemos por los buenos momentos, disfrutemos de ellos hasta el último día y pongamos siempre una sonrisa. Perdamos ese miedo que todos tenemos, el miedo a callar para siempre.