lunes, 10 de marzo de 2014

Cuando se olvidan de las personas: 11-M

La  RAE (Real Academia Española) define el término terrorismo de la siguiente manera:
1. Dominación por el terror
2. Sucesión de actos de violencia ejecutados para infundir el terror

A nadie le cabe la menor duda de que lo que ocurrió el 11 de marzo de 2004 es terrorismo. Más de diez explosivos estaban programados para acabar con la vida de los pasajeros de cuatro trenes de la red de cercanías de Madrid esa mañana. Y así fue, la mayoría de los explosivos, que se alimentaban por un teléfono móvil, quitaron el aliento a 192 personas y dejaron un rastro de 1857 heridos. Se calcula que 34 murieron en la estación de Atocha, 63 en Téllez, 65 en El Pozo, 14 en Santa Eugenia y 15 en los diferentes hospitales. 

Al principio la gente pensó que se trataba de un accidente sin importancia; la sociedad española empezó a ser consciente de la magnitud del problema cuando el número de víctimas aumentaba cada minuto que pasaba. ¿Quién se iba a imaginar que nuestra sociedad se enfrentaba al mayor atentado terrorista de la historia de Europa? De la boca de muchos salieron las palabras "¿quién ha sido?". El Partido Popular parecía tenerlo claro desde el principio "no descartábamos la opción de ETA conforme evolucionaban los acontecimientos". Pero, ¿cómo fue esta evolución?

Lo cierto es que, pocas horas después de la tragedia, el cuerpo nacional de policía descartaba la versión que hemos mencionado, ya que no había nada que apuntara hacia esta dirección (no era el tipo de explosivo que utilizaba la banda habitualmente ni el procedimiento). Aún así, se detuvo a 120 etarras y el PP siguió con su versión original; faltaban unos días para las elecciones nacionales y el atentado coincidió con la jornada de reflexión de los ciudadanos. El PSOE ganó las elecciones y después de esto el expresidente Aznar calificó al horrible suceso del 11 de marzo como "un atentado que no sólo buscaba acabar con la vida de muchos, sino también hundir a un gobierno". 


Entramos entonces en un sinsentido partidista donde cada partido se dedica a echarle la culpa al otro. La mayoría de ciudadanos no se conformó con la versión que ponía a ETA como culpable. Aznar y su apoyo a la guerra de Irak promovida por el presidente George Bush se convirtieron, para muchos, en la causa principal de aquellos atentados. Todo esto, según Aznar, "ayudó a derribar un gobierno".

Como bien dice Pilar Manjón (portavoz de la Asociación de Víctimas del 11-M), "las víctimas de aquella atrocidad se convirtieron en las marionetas de aquel vergonzoso espectáculo de dialéctica partidista". Lo peor que puede hacer un gobierno es olvidarse de las personas, de las verdaderas protagonistas de aquella barbarie. Nuestros supuestos "representantes" prefirieron lanzarse bombas entre ellos y se olvidaron de las bombas que mataron a aquellas casi 200 personas.


Por todo esto, dedico mi entrada a aquellos niños, ancianos, madres, parejas y estudiantes que perdieron la vida en aquel tren. Mañana se "celebra" el aniversario de esta catástrofe humana. Personalmente, considero que el 11 de marzo de 2014 no es para "celebrar" nada, sólo debe servir para que la sociedad reflexione sobre lo que ocurrió, para evitar que caiga en el olvido y para recordarnos que no se debe dejar de luchar por un relato de memoria justo.